Este fin de semana estuve en Buenos Aires, una ciudad muy grande,
insegura y con montones de calles que van y vienen, doblan y se
enderezan. Hay millones de autos, sin dudas, ya que si en ella viven
diez millones de personas, el parque automotor es enorne. Sin embargo,
la experiencia que obtuve de manejar en el ultraquilombo rosarino, sin
leyes ni respeto alguno, me ha preparado para manejar sin
inconvenientes en esta mole.
Sostengo la teoría de mi viejo: Buenos Aires tiene tanto tráfico que
si no hay un mínimo de orden, sería intransitable. Cosa que en
Rosario ni existe. El orden, digo.
Meneldur :: On the road
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