Luego de un día completo de incertidumbre y panorama negro, terminó esta historia y con final feliz.
En sí, terminamos empatados. Ellos no perdieron porque hoy no fui a romper mesas, gritar como marrano y armar un tremendo escándalo por quererme abrochar. Y yo no perdí porque la lista de regalos superó, incluso, el nuevo umbral que habían fijado los de Falabella.
Así que zafamos.
Tendremos noche de bodas.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment